¿De dónde las armas Pastor?

Respuesta al editorial del Pastor Mario Vega

Según la nota editorial del Pastor Mario Vega menciona que entre 400,000 y 450,000 armas ilegales circulan en nuestro país, pero en la Primera Reunión del Grupo de Trabajo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), según nota periodística de El Diario de Hoy de fecha 11 de septiembre de 2014, se conoció que en realidad son unas 250,000 armas ilegales las que circulan en El Salvador, contrastando por mucho la cifra que menciona Mario Vega, lo que si es cierto es que la mayoría de muertes que se dan son por arma de fuego, tal como menciona El director del IML, Miguel Fortín Magaña quien manifestó en una nota periodística que en todo lo que va del año, hasta agosto los registros forenses establecen que fallecieron 2,569 personas a causa de la violencia y que, mayoritariamente, son por arma de fuego. El funcionario manifestó que la cifra se mantiene desde julio de 2013 y que para septiembre de este año la tendencia, en los primeros días, es de una leve baja.

El problema no reside en un objeto inanimado Pastor, el problema reside en el corazón de los hombres, si nos damos cuenta, no todos los homicidios son con arma de fuego, también se usan machetes, armas contundentes, como palos o martillos, recuerde el asesinato de una joven universitaria a quien le deparaba un buen futuro, a quien asesinaron salvajemente con un martillo; entonces según su lógica, también deberían de prohibirse los martillos?

Pastor, usted menciona un estudio, “El Crimen Violento en El Salvador,” el cual retoma datos tomados de reclusos de los centros penales; quien valida esa información, o quien la verifica; lo que me lleva a una interrogante, usted posee arma Pastor? Sabe lo engorroso y difícil que es comprar un arma en nuestro país? Sabe usted Pastor lo difícil que es poder optar a una licencia para uso de arma?; si usted conociera esa realidad, se daría cuenta que lo que esos reclusos al parecer manifestaron es mentira, ya que muchas de las armas que les son incautadas a delincuentes, no poseen registro en nuestro país, es decir, nunca han sido matriculadas en nuestro territorio, además que otras cuantas son remanentes de pertrechos de guerra que se utilizaron en el pasado conflicto; además todo ciudadano honrado que poseemos un arma ya sea para deporte o defensa, sabemos que en ninguna armería nos venden munición, si no portamos nuestra licencia y nuestra matricula del arma y calibre que deseamos comprar, aun en las tiendas en que nos conocen y frecuentamos más, no nos venden munición si no llevamos nuestros documentos en regla.

Solamente basta hacer bien las cuentas en su propio articulo; usted menciona que de 210,00 armas registradas en los archivos de la PNC, un diez por ciento han sido reportadas como robadas, esto nos da una cantidad de 21,000 armas que estuvieron legalmente matriculadas en algún momento; entonces de donde sacamos las restantes 379,000 armas ilegales según sus datos? Es fácil la respuesta, simplemente son armas ilegales que entran de la misma forma a nuestro país, de la misma manera en que entra y sale droga, y otros ilícitos, por esto no hay razón por la cual atacar a la ciudadanía honrada, que no tienen la suerte de gozar de la seguridad que prestan los guardaespaldas, y que por esta razón deciden portar un arma, para defender su VIDA, que es el regalo más preciado que nos ha dado Dios, para defender a nuestras familias y nuestras posesiones; en lo personal, opino que no es correcto causarle daño a otra persona, pero también considero que no es correcto ver familias masacradas, jóvenes asesinados solamente por el hecho de vivir en una zona de una pandilla y estudiar o laborar en la zona de la pandilla contraria, jóvenes madres embarazadas que son heridas o asesinadas en el transporte publicado, todo esto a manos de delincuentes, que andan mejor armados que nuestras autoridades; y aun así alguien se atreve a pensar que es mejor tirar al pueblo honrado a la cueva de león con las manos atadas? Eso es lo que pasaría si se quiere prohibir o restringir aún más la portación de arma para la ciudadanía trabajadora, honrada y que en la mayoría de los casos son las víctimas de estos hechos de sangre, que vuelvo a mencionar, no solamente son con arma de fuego.